jueves, 20 de enero de 2011

Desde mis ojos

Entróse ella muy campante por mi mente
y ahora busca establecerse por ahí, en algún lugar 
yo sé que una vez que sea así, difícilmente se disolverá.

Llamándome con adjetivos embelesados,
logró combustionar todo mediante esa reacción mía
una propia inferencia ante sus palabras y actos
Después de que guardóse sólo para ella la verdad, adentro
fue así como no retuvo más mi vista.

Es lo fino de sus rasgos
lo bien definido y dulce de sus labios
 lo único que ahora podría argumentar yo
para hallarme aquí:
Contando los luceros y pensando hasta en compararlos 
con la espontaneidad que brota a chorros
cuando me habla con sus ojos.


Me parece que es momento de dirigirme a ti...
y sólo por hoy te recordaré, sigilosamente
lo hermosa que eres, las flores que mereces
 muñequita.


Tu imagen, desde mis ojos; permanece intacta
y sin más que eso, transcribo,
pensando si es que hay  en este ocaso algún elemento que altere mi visión
porque hoy sí encuentro muy extraño llamarte corazón
y no poder desprenderme de tu mano.

Mediante cuartillas repletas de implícitos alaridos
yo te pido un argumento
por favor, que sea uno bueno
¿por qué he de hacer otro intento?
si cada que te encuentro,
es porque se trata de un imprevisto
así como la enervada y muy ligera estela
 que apenas veo y nos envuelve, también lo es.

Ven, y siéntate de nuevo
que yo disfruto estar contigo
Y disfruto también de ser testigo
de lo que es ser yo,
mirándote a ti.